La propuesta establece un diálogo conciso con el entorno en el cual se implanta, especialmente con la Iglesia del Carmen. El edificio se compone de un basamento con una caja cuasi-cúbica que se apoya directamente sobre dicha base. El basamento asume la condición de catalizador urbano, adecuándose a las escalas que existen en el lugar, de modo que, al sur, se presenta en un solo nivel buscando la escala doméstica y al norte, en dos plantas con un gran dintel que enmarca los accesos y una gran trasparencia en continua dialéctica con la Parroquia del Carmen. Desde el parque, el edificio se muestra como un elemento singular en diálogo con la edificación que aparece a sus espaldas, buscando asà la necesaria integración en el lugar.